El procedimiento comienza con la limpieza y luego el enjuague de la superficie del diente para eliminar todo rastro del agente limpiador y el secado del diente. Se aplica una solución o gel a la superficie del diente, incluso a las fosas y fisuras, para que la superficie del diente se vuelva áspera. Después de unos segundos, la solución se enjuaga con agua y se seca la zona. A continuación, se aplica el sellante líquido y se deja endurecer.
Con una higiene bucal adecuada, los sellantes podrían durar de 5 a 10 años.